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lunes, 29 de noviembre de 2010

Marcelo Bielsa: Entrenador del pueblo y persona non grata (Parte IV - Final)

MARCELO BIELSA

Juan Francisco Coloane (especial para ARGENPRESS.info)

En un estacionamiento del barrio Lastarria en el centro de Santiago me encuentro de casualidad con Bielsa. Sí, con él mismo Marcelo Bielsa, el entrenador de la selección chilena de fútbol.


Es miércoles 27 de octubre a las 17:00 horas, el día en que fallece Néstor Kirchner. Le digo –“don Marcelo”- con algo de euforia por la sorpresa y le extiendo mi mano para saludarlo y hacerle sentir mi pesar por el fallecimiento del presidente argentino.

Retratado en los medios como huraño y hermético, lo saludo y me acoge con una sonrisa. Su rostro es inconfundible con su figura convertida en icono por más de tres años de exhibición diaria en los medios, inclusive más de una vez al día. Vestido de remera celeste y su habitual indumentaria deportiva, lo agradece con una calidez que me sorprende y pregunta quién soy. Le respondo que admiro cómo enfoca su actividad, y describo lo que hago someramente. Soy sociólogo de profesión, periodista de vocación, y antropólogo de corazón, pero esencialmente me identifico con “Carloncho” el personaje de la canción de Mario Clavel, en eso de “burros, minas y fútbol, o de la cuestión social”.

Le confesé mi admiración por el fútbol argentino. No me interesaba saber qué pensaba de esto o lo otro. De lo que piensa Bielsa se puede saber en sus entrevistas, no es necesario abrumarlo con peguntas y eso lo agradece. Me interesaba decirle lo que yo pensaba, lo que sabía de un fútbol que admiraba desde niño. Bielsa es una persona que escucha con atención y demuestra interés.

No hay nada mejor, le dije, que hablar del fútbol argentino del pasado y mencionar el salón de la fama propio. El ronco Onega, Coco Rossi, Bravo y Simes, Pontoni y De la Matta, Willington, los albañiles de Lanus, Sacchi, Obberti , Zanabria, y sus títulos con su querido Newells Old Boys de Rosario.

Le conté que de mi primera visita al estadio durante el torneo sudamericano de 1955 en Santiago, con esa genial delantera completa de Independiente. Michelli, Ceconatto, Bonnelli o Borello, Grillo y Cruz. Le hizo un 6 a 1 al poderoso Uruguay con un cuarto puesto en el Mundial de 1954. Le mencioné los 60 cuando Argentina “no le ganaba a nadie” y jugaba quizás el mejor fútbol del mundo.

Eso de “no ganarle a nadie” es un decir por la falta de campeonatos mundiales, porque habían tenido una buena presentación en 1966. “Estaba disparada para llegar a la final”, dijo alguna vez el maestro Renato Cesarini. Entre 1964 y 1968 hubo tres clubes entre los mejores del mundo. El Independiente de Giúdice que perdió dos finales mundiales con el legendario Internazionale de Helenio Herrera; el Racing Club campeón mundial de Pizzutti y el Estudiantes de Zubeldía que obtiene el mismo trofeo venciendo al Manchester United. En 1964 Argentina había logrado en Brasil la Copa de las Naciones en un torneo con Brasil, Inglaterra y Portugal, invicta y sin goles en contra.

Le hablé de Alberto Rendo el excepcional “insai” de Huracán y San Lorenzo, cuando lo encuentro en la calle Maipú de Capital Federal y nos vamos a tomar un café a conversar de fútbol. En Argentina al futbolista lo paran en cualquier parte y se pone a hablar de fútbol. Me sucedió con Passarrella en un aeropuerto, con Borghi en las afueras de una tienda y así con otros, y ahora ocurría con Bielsa.

Lo escuchábamos en la boca del estacionamiento donde se juntó un grupo de personas y alcanzó para una foto. Cosquillaba el tema de la selección. Se queda, se va. No se tocó. Debíamos hacer otras cosas y cortésmente nos anuncia que se debe retirar despidiéndose de mano con cada uno.

Un guardia dice que viene a menudo a pasear, a tomar café, a mirar las librerías, “le gusta el barrio”, señala. Es la naturalidad de un ciudadano cotidiano sintiendo la ciudad y su gente. ¿Qué me dijo Bielsa? Lo suficiente como para palpar personalmente quién era y no por los medios. No lo voy a decir por respeto y porque no hago periodismo sin avisar y aún así con esta nota pienso que su espontaneidad de ciudadano ha sido un poco traicionada. No le gustan los halagos y más los infundados.

Reconozco que hablar con el ciudadano Bielsa era una aspiración. Quizás sea la primera y última vez que me encuentre con una persona tan expuesta a los medios y que al mismo tiempo se exprese en forma tan espontánea y con tanta empatía dispuesto a hablar con un extraño en la calle. Ese lugar donde nació el fútbol en esta región y cuyo rostro más visible se extravió en los corredores laberínticos del poder con hábitos que le han hecho tanto daño a la convivencia, cuando ni siquiera importa seguir jugando al fútbol.

Mientras… en algunos cuarteles, sus horas para seguir paseando por el Santiago más parecido a Rosario o Buenos Aires se le cuentan.

Escribía esta nota sin saber que en siete días, exactamente el miércoles siguiente Bielsa anunciaba que cesaría de dirigir a la selección chilena de fútbol a partir de enero de 2011. Pero lo palpaba, por algo escribí: “Mientras… en algunos cuarteles, sus horas para seguir paseando por el Santiago más parecido a Rosario o Buenos Aires se le cuentan”.

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Tomado de Argenpress.info

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