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viernes, 31 de diciembre de 2010

¡¡¡FELIZ AÑO NUEVO!!!


CAPITULO 23
FIN DE AÑO

Se nos viene fin de año, en Holanda, en Canadá….dice la canción. Y yo agregaría en Argentina, en Australia, etc. etc.
Para los que integramos la diaspora es otra matadura en el lomo… y van…. Que se yo…
Otro año de esquizofrenia. La mente y el corazón alla, el cuerpo aca; donde sea. Sin poder disfrutar a pleno en ningún lugar, ni aquí ni allá.
Epoca de balances. Y de recuerdos.
Balances: saldo en rojo para siempre. Al menos para muchos de nosotros que no miramos sólo lo económico. Eternos claveles del aire. Aferrados a otras plantas extrañas que cambiaríamos gustosos por alguna desgraciada latita en el terruño. O peleándole el espacio vital a los yuyos, pero allá en nuestra tierra.  La inmensa mayoría de nosotros correremos la suerte del poeta de los versos de Serrat. Moriremos lejos del hogar y nos cubrirá el polvo de algun pais vecino.
Recuerdos: miles. De todo tipo. La presencia de los que ya no estarán, familiares y amigos, y de los que estando tampoco estarán para compartir estos momentos especiales.
Soy afecto a los simbolismos y Cuando recién empezaba esta desgraciada etapa del exilio, impuse una costumbre en mi familia de entonces. Tanto en navidad como en año nuevo. Poníamos en la mesa un plato vacio dado vuelta. Era la manera de sentir la presencia de los ausentes. Asi lo hicimos por muchos años. Después, el acostumbramiento o la rutina o vaya a saber que, hizo que esa costumbre se perdiera. Pero todavía lo sigo poniendo aunque mas no sea en mi mente. Hasta que ese plato sea el mio.
De todas formas a no darle pelota a un viejo nostálgico y ya en la fila para irme de crucero con el viejo Caronte. Y encarar lo que viene con optimismo y alegria.

¡¡¡FELIZ AÑO 2011, QUE JODER !!!

jueves, 30 de diciembre de 2010

POR QUÉ NO CREO EN “EL HOLOCAUSTO”, ALGUNOS ARGUMENTOS:

1) Porque es el único tema de la historia sobre el que está prohibido investigar…si no es para confirmarlo:

Existen cerca de 10 países donde poner en duda el holocausto es un crimen que se castiga con prisión. En Alemania la pena llega hasta los 5 años. Hoy en día, hay al menos 5 investigadores que se encuentran presos en la República Federal: Horst Mahler, Germar Rudolf, Ernst Kögel, Ernst Zündel y Sylvia Stolz.
Usted puede discutir libremente si Cristo fue o no el Hijo de Dios, si resucitó un muerto o hizo oír a los sordos, si la Virgen tuvo o no más hijos: pero jamás dudar de la existencia de "El Holocausto".

2) Porque "El Holocausto" es el negocio más grande de la historia

¿Cuántas películas, libros y "documentales" se produjeron sobre el holocausto en los últimos 60 años? ¿Cuántos tours se realizan por año? ¿Cuántas conferencias y seminarios? ¿Cuántos museos de la Shoah se levantaron? El negocio sólo es comparable con Disneyworld.

¿Ha visto usted un negocio similar realizado con las víctimas de la guerra civil española, los palestinos o cualquier otra masacre en gran escala del siglo 20?

3) Por la cantidad de disparates contados y su súbita desaparición

Los jabones y aceites hechos con judíos, afirmación tan falaz, como que el jabón se fabrica a base de grasa y por las fotografías de los desnutridos judíos mucha grasa no les quedaba.
Hacían veladores con la piel. Un simple principio de oferta y demanda lo niega ¿Qué alemán, por mal gusto que tuviese, compraría un velador de piel humana? ¿Si no los compran, para qué fabricarlos?
Más no fuera por diversión de un guardia: ¿se tiene idea del trabajo que es despellejar un cuerpo humano? Y siguiendo el razonamiento del estado de salud de los prisioneros: ¿que clase de piel se obtendría de esos famélicos cuerpos?
En el propio museo de Auschwitz, curiosamente, no hay mención alguna al respecto de estos cuentos, y nadie serio los repite hoy día. Si el holocausto existió: ¿no es ya suficientemente espantoso como para sazonarlo con mentiras?

4) Porque la cifra oficial de los muertos en los campos de concentración decrece periódicamente desde 1945

La placa que bendijera Juan Pablo II en 1979 (recomiendo leer Carta de León Degrelle al Papa:( http://www.vho.org/aaargh/espa/deg.html ) ostentaba la cifra de 4 millones. La que bendijo Benedicto XVI en 2006 dice 1.5 millones. Durante 50 años afirmaron al mundo la muerte de 4 millones de personas en Auschwitz y en un ¡zas! la bajan a 1,5 millones?
Disminuyó oficialmente la cifra en 2,5 millones pero siguen manteniendo el número de 6 millones ¿Es que no aprendieron aritmética?

5) Por las innumerables contradicciones y desmentidas

Ya hablamos de las cifras cambiantes en el punto anterior. Sigamos.
En 1996 Robert van Jan y Deborah Dwork concedieron, en su libro Auschwitz, que el crematorio I de Auschwitz era sólo un símbolo de lo que en realidad sucedía en el crematorio II, Auschwitz-Birkenau.
Simón Wiesenthal declaró que en Alemania no existió nunca ningún campo de exterminio . Sin embargo, los aliados hicieron desfilar, inmediatamente concluida la guerra, a decenas de miles de soldados por el campo de Dachau (Baviera, Alemania) explicándoles que allí se habían exterminado a millones de judíos.

6) Los sucesivos fraudes a través de la historia

Comenzando por el del español Eric Marcó, presidente de las víctimas españolas en Mauthausen, quien fabulara haber estado prisionero en dos campos de concentración alemanes y que, luego de una investigación periodística, tuvo que reconocer la falsedad de lo dicho ante toda la gente que había estado engañando durante varias décadas.
También los casos del austríaco Conny Hans Meyer o del suizo Benjamin Wilkomirski, quien escribió un importante best seller en el que se manifestaba a sí mismo como judío y afirmaba que de niño había estado en los campos de Majdanek y Auschwitz pero que luego, tras una nueva investigación periodística, se descubrió que no se llamaba así, sino que su verdadero nombre era Bruno Dösseker, que no era judío y que los únicos campos de concentración que había visto habían sido en el cine.
La cantidad de fotos descubiertas y/o reconocidas luego como trucadas. La exposición de las cámaras de gas como originales y luego confesadas como reconstruidas. La primigenia aseveración de que en todos los campos de concentración se eliminaban judíos y luego que lo fueron solamente en los de Polonia.
Las imágenes de pilas de cadáveres mostradas en los primeros films después de la guerra que se demostraron después corresponder a víctimas de Dresden y los campos de Stalin. Haga la prueba: ponga en Google Imágenes "Victimas de Dresden", luego ponga una pila de cadáveres de judíos de Auschwitz y juegue a encontrar las 7 diferencias. Va a perder: no hay ninguna.

7) Porque el tribunal que determinó su existencia no era imparcial

El holocausto se estableció en el juicio de Nürnberg. Allí fue supuestamente probada su existencia y la culpabilidad de los alemanes. 10 hombres fueron ahorcados y dos se suicidaron. Serían los primeros.
¿En qué derecho se puede ser juez y parte? En carta a su mujer Grace, el miembro del Tribunal de Nürnberg, senador Thomas J. Dodd, denuncia la parcialidad del juicio ya que el 75% del tribunal estaba formado por judíos.

8) Por la inexistencia de documentos

Pese a haber aniquilado Alemania hasta las ruinas y luego ocupado, tomado el control absoluto del gobierno, tenido a disposición todos los medios y, sobre todo, las ganas de encontrarlos, no hay UN SOLO documento que respalde la existencia del Holocausto. Nada. No digo una orden escrita, ni siquiera una mención directa al tema. Sólo la vaga Solución Final, que era el traslado de todos los judíos fuera de Europa, fracasada la oferta hecha a USA, a la isla de Madagascar (La cual fue impracticable por dos motivos: el esfuerzo de guerra y el dominio absoluto del mediterráneo por la marina inglesa) ¿Puede ser que, en el país donde nació la burocracia moderna, donde todo es documentado, archivado, firmado y controlado obsesivamente se haya podido manejar el exterminio de 6 millones de personas sin que nada quedara asentado? ¿Que oficial de rango o responsable de un campo hubiera aceptado tal misión sin una orden escrita que lo respaldara?

9) Por la ausencia de testigos directos

Ningún testigo. Ningún confeso que sostuviera su declaración en el tiempo, a pesar de las violentas torturas recibidas en los campos de concentración aliados o las practicadas a los jerarcas en Nürnberg.
Los mismos judíos no recuerdan detalles e incluso algunos testifican haber sido bien tratados por los nazis: La razón: "fue tan traumático que han borrado su memoria"….selectivamente.
Perdón, me olvidaba de Rudolf Höss, quien, a las 2 de la mañana y después de semanas de tortura, firmó su confesión (en inglés, lengua que no dominaba) donde admite que en su campo murieron 3 millones de judíos.

10) Por el informe de la Cruz Roja (Report of the International Committee of the Red Cross on its Activities during the Second World War (Geneva, 1948).

En primer lugar, la Convención de Ginebra vigente en la 2° guerra mundial declara legítima la detención de los judíos como prisioneros de guerra. [1] [2]
A diferencia de Stalin, que nunca permitió el acceso de la Cruz Roja a sus campos de internados, el régimen alemán, si bien al principio se rehusó, permitió el acceso e inspección de sus campos de concentración a partir del segundo semestre de 1942.
Se le permitió a la Cruz Roja distribuir alimentos y, a partir de 1943, lanzan un programa de alivio a todos los campos de concentración que durará hasta 1945.
En 1945, el General Kaltenbrunner autorizó incluso la permanencia de un delegado de la Cruz Roja por campo con una condición: que permaneciera hasta el final de la guerra.
El informe destaca las condiciones liberales en lo campos de concentración, especialmente Theresienstadt (administrado enteramente por judíos) en su último informe de… abril del 45.
En el citado informe no hay ninguna mención a las cámaras de gas. En cambio, indica las causas de muerte de enorme cantidad de prisioneros: la caótica situación de Alemania a finales de guerra impide la distribución de alimentos a los campos de concentración causando la muerte por inanición. La Cruz Roja es explícita al indicar que la imposibilidad de distribución de alimentos se debe a los bombardeos aliados. Incluso, el 15 de marzo de 1945, la Cruz Roja protesta contra "la bárbara guerra aérea de los aliados". El informe original, de 1946, no habla de campos de exterminio o muerte. Por último, menciona que no todos los judíos estaban internados, sino que algunos vivían, bajo ciertas condiciones, dentro de la población civil.

[1] Los judíos declararon unilateralmente la guerra a Alemania el 24 de marzo de 1933, 19 días después de la asunción de Hitler al poder. Tal declaración fue publicada ese día en el Daily Express de Londres. Anteriormente, el señor Bernardo Lacache, Presidente de la Liga Mundial Judía, dijo en 1932 desde París: "Alemania es nuestro enemigo de estado número uno. Es nuestro deber declararle una guerra sin perdón." Y hay otras similares.

[2] Según el derecho de guerra vigente en la segunda Guerra Mundial (II Convención de Ginebra, La Haya, Octubre de 1907) Capitulo II Prisioneros de guerra se establece: Art.5: se puede someter a los prisioneros de guerra al internamiento en una ciudad, fortaleza, campo o localidad cualquiera. Art 6: El estado puede emplear como trabajadores a los prisioneros de guerra según su grado y aptitudes, excepción hecha de los oficiales.
Fuente (s):
http://www.vho.org/aaargh/espa/solavaya.html
 Tomado de Chiwulltun.blogspot.com

El kirchnerismo y la burocracia sindical no tienen nada de gracia




Daniel Cadabón (especial para ARGENPRESS.info)


Humoradas 1

La orden fue clara ese mediodía caluroso en la plaza de armas de gendarmería: resulta "inexplicable" que habiéndose visto a quienes agredieron a efectivos de la Policía Federal, de Gendarmería y de Prefectura en todos los canales de televisión, "no tengamos detenidos ni órdenes de captura sobre ninguno de ellos”.


Rodeada del impresionante marco militar que brindaba la formación de los 6000 efectivos de gendarmería, con pertrechos de guerra y acompañada por la nueva Ministra de Seguridad, Nilda Garré, la presidenta, prosiguió con un llamado al Poder Judicial para que "actúe" esto es, "que así como las fuerzas de seguridad deben dar precisamente seguridad, la Justicia, tiene que dar justicia, y eso significa castigar a los que delinquen" y superar el debate entre "garantistas o mano dura”.

Clara y específica fue también la presidenta días antes, cuando advirtió, mediante una humorada, a los trabajadores de la industria hidrocarburífica, que acababan de firmar un pacto de paz social con los popes de las petroleras: y “ahora…si me cortan una ruta los mato o los meto presos”. Por supuesto que nadie la tomó en serio. Se trataba de un “chiste” como el que dicen las madres cuando temen que su niño inquieto se ensucie la ropa antes de la fiesta. Sólo los psicólogos más serios, que bien se sabe, son personas mal pensadas, observarían con prudencia una declaración de este tipo, para teorizar de seguido que “detrás de cada broma se expresa un deseo o una intención”.

Días antes de la humorada, Mariano Ferreyra había cortado las vías con el objetivo de protestar contra la explotación de los trabajadores tercerizados, en empresas donde la burocracia sindical funciona como patronal, y recibió un plomo que le quitó la vida; Elsa Rodríguez resultó herida de gravedad en el mismo hecho con una bala insertada en la cabeza y aun lucha por su vida.

Las humoradas por advertencias son también tan argentinas, como el colectivo o el dulce de leche, pasó con la viuda de Perón, “apretaremos cinco tuercas por día” afirmó en el momento de mayor actividad de las bandas de la triple A; pasó con Menem y su decálogo de privatizaciones o cuando afirmó que no quería volver a ver a nuevas madres “dando rondas en la Plaza de Mayo”. Ya antes, había pasado con Alfonsín que había denunciado seriamente “el pacto sindical-represivo” en épocas de la dictadura; para terminar pactando una provocación con las patotas de la SIDE y efectivos de la Comisaría 2°, que reventaron y saquearon la sastrería Modart (ubicada en Perú y Avenida de Mayo) en medio de una represión indiscriminada, con el objetivo de desacreditar una marcha obrera. Esto fue el 9 de septiembre de 1988.

Delito de instigación

Más del 50% del código procesal penal, que se utiliza en la represión del conflicto social, fue elaborado en los largos años de procesos dictatoriales que nos ha tocado vivir a los argentinos. El tercer gobierno de Perón, también colaboró con este código derechista que termina haciendo de la lucha obrera y popular una cuestión de policía. La burguesía demócrata, resguarda estas leyes porque nunca sabe cuando volverá usarlas.

La burguesía, en cualquiera de sus variantes, que decretó no hace mucho la muerte del conflicto social y el comienzo de una nueva era, donde ella es y será hegemónica y la democracia el único régimen de dominación posible; no le saca el ojo al llamado “factor subjetivo de la situación política”, las organizaciones de la clase obrera y el pueblo, (fundamentalmente los partidos obreros que luchan por el socialismo) mientras, por las dudas, le saca brillo al código penal procesista.

Es porque el conflicto social lejos de desaparecer se mantiene como factor histórico en el desarrollo de las sociedades, en su evolución y en sus crisis, que el código penal dictatorial apenas fue modificado. No hay mejor forma de análisis, para entender la relación entre las burguesías y las dictaduras, que la continuidad de las leyes represivas y la de las políticas económicas de despojo a los trabajadores.

Después de esto ¿Quién necesita de las declaraciones de un genocida como Videla, para informarse que la burguesía es militarista cuando lo considera necesario o populista cuando los negocios lo demandan?

Ahora, el gobierno nacional y popular recurre a la figura del cabecilla, “el autor intelectual de un hecho”, lo cual es desde siempre extremadamente peligroso y reaccionario en manos del Estado, porque coloca en el papel de sospechoso de un delito a cualquiera luchador que sea opositor o que proteste en contra de las políticas oficiales, sin necesidad de recurrir a pruebas que avalen la participación de estas personas en un hecho determinado. Por supuesto, que los autores intelectuales de los crímenes de la derecha nunca son alcanzados por esta figura procesal.

Ahí esta Isabel Perón y tantos otros derechistas y fascistas, “intelectuales” de la represión criminal que enluto a las familias y compañeros de los luchadores obreros y populares, que han sido absueltos de culpa y cargo o que soportan varias condenas perpetuas cómodamente en sus casas. Ahí están los Pedraza y los Fernández, que ni siquiera han sido citados por la justicia pese a que todos los caminos, en el asesinato de Mariano y en el atentado homicida de Elsa, conducen a la Unión Ferroviaria.

Frente a los incidentes de Constitución, el Partido Obrero acaba de denunciar que existe una orden contra un dirigente cordobés de esta agrupación, que nunca se movió de Córdoba en los últimos días. Es el más claro ejemplo de persecución política.

Provocadores

Este 23 de diciembre, el kirchnerismo, como Alfonsín en el ´88, ya tuvo su Modart y esto ha abierto un debate que no deja de ser central para la vida política nacional y el futuro de los trabajadores.

El gobierno está empeñado en cerrar pactos sociales con las distintas burocracias de los sindicatos que le permitan transitar tranquilamente el tramo que lleva hasta las elecciones de octubre.

La burocracia no se resiste a pactar, pero pone sus condiciones, aunque, como en el caso de los trabajadores petroleros del sur no sabe si los va a poder cumplir. Una de ellas es la liberación de las patotas que asesinaron a Mariano, porque en caso de seguir la investigación con los criminales en la cárcel, pueden rodar las cabezas de Pedraza y Fernández, contratantes y planificadores de la emboscada que le costó la vida al joven militante del PO.

La liberación de la patota y la mantenimiento del régimen de tercerizadas son dos objetivos centrales en la negociación de los futuros pactos sociales.

En Constitución la burocracia puso un nuevo elemento sobre la mesa. La provocación está montada con el objetivo de que el gobierno nacional equilibre la balanza y coloque a los trabajadores Jorge Hospital y Omar Merino, del PO, como rehenes de una futura negociación.

En realidad, a esta altura, la figura de extorsión debería serle aplicada al gobierno y a la propia burocracia sindical, que no entienden otro juego en el funcionamiento mafioso del poder que el de la toma y daca.

El reclamo por la libertad de Jorge Hospital y Omar Merino, así como el del militante, en huelga de hambre, Roberto Martino del MTR, se unen inexorablemente, al reclamo por la investigación del asesinato de Mariano y al intento de homicidio en contra de Elsa Rodríguez, a los homicidios de los hermanos tobas de Formosa y a los crímenes resueltos por el pacto progre-xenófobo (kirchnerista- macrista) en Soldati.

Los últimos hechos represivos no son una humorada y han puesto sobre el tapete, nuevamente la lucha por las libertades democráticas en la Argentina.

La campaña represiva CFK, Garré y la burocracia sindical, forma parte del plan de operaciones del nuevo ministerio de seguridad y cuenta con el aval de los jueces que, frente al crecimiento de la crisis y de la conflictividad social cerraron por el momento el abstracto debate entre "garantistas o mano dura".

En esta dirección trabaja también la prensa oficialista que realiza extensos artículos para justificar el tratamiento policial del conflicto obrero.

El kirchnerismo ha encontrado su eje, después de tanta ambigüedad entre las palabras y las cosas; ahora se prepara para ir a los hechos, exigiendo el disciplinamiento social.

Humoradas 2

Dice una hipótesis sobre los sangrientos episodios del último Perón:

El viejo líder se cansó de proponer a los jóvenes de la JP para que se sumaran al justicialismo como su ala progresista, abandonando naturalmente el uso de la violencia y aceptando el proceso de pacificación, que vino a reconstruir después de la expulsión de las dictaduras de Onganía, Levingston y Lanuse, y de exterminio del clasismo obrero.

Perón le pedía a su “juventud maravillosa” que se dejara de joder con los trabajadores –“eso, muchachos, es cosa de lo que ustedes llaman burocracia sindical, que luchó durante 20 años para que los obreros sigan siendo peronistas”- y que se dedicaran a actividades de gestión para encarrilar detrás de las banderas del justicialismo toda la enérgica dinámica social anticapitalista que fundó el Cordobazo.

El general no logró en su momento, que este cambio de jóvenes “imberbes”, pequeños burgueses, católicos y foquistas a funcionarios progres se realizara en su medida y armoniosamente. Y entonces, no hizo más que aceitar la maquinaria represiva criminal de la triple A; que tuvo su continuidad en los grupos de tareas de la dictadura genocida. Con seguridad el viejo general se fue a la tumba pensando “ya van a aprender cuando sean viejitos”. Y, como en otras tantas cosas que tenían que ver con el movimiento, Perón no se equivocó. Los ahora viejos “militantes de las formaciones especiales”, aprendieron.

Aprendieron: que la burocracia ES el movimiento obrero peronista; que la Juventud Sindical es una institución del Estado; que el disciplinamiento social empieza por la persecución política de la izquierda; que el FMI puede invadir las estadísticas del país sin que perdamos la soberanía; que la provocación, la sanata y el chicaneo son actividades lícitas si sirven para el objetivo de conservar la renta. Que el encarcelamiento y el asesinato de luchadores están justificados en nombre del sacrosanto derecho a la propiedad privada. Que pactar con la derecha, no es funcional a la derecha; mientras que cualquier muestra de independencia en el movimiento obrero, si lo es.
“Partido sin obreros”, “Partido obrero duhaldista”, partido “Obrero” –dicen ahora los viejitos chicaneros- pero ¿Quién les cree?

Aníbal Fernández, era funcionario del gobierno de Duhalde cuando en Avellaneda asesinaron a Kosteki y Santillán. Él, fue uno de los que impuso la tesis de que “los piqueteros se mataron entre ellos”. También lo intentó en Soldati, cuando dijo que las balas de la federal salieron de “tumberas”… mañoso y consecuente el hombre.

Lo de el nacional y popular Héctor Timerman es peor. Cuando joven fue responsable de la publicación de un diario aliado a la dictadura videlista, ¿pecado de juventud? No, seguramente herencia familiar de negocios. ¿Que sabe Timerman de un partido sin obreros? si lo mas cerca que tuvo un obrero fue como patrón y mientras miraba de reojo que por las dudas no se colara ningún activista sospechoso de subversión en la redacción de “La Tarde

Horacio Verbitsky ¿cuando pasó por una fábrica? En una editorial repugnante, ya suficientemente respondida por los compañeros del Partido Obrero, justificó la represión al “partido sin obreros” y para llenar de contenido a su argumento menciona a Mariano Ferreyra, estudiante y obrero tornero en la realidad, simplemente como estudiante, y a Elsa Rodríguez como una “trabajadora informal” –le faltó, para completarla, acusarla de uruguaya-.

Nilda Garré, la flamante ministra de seguridad, se limitó en su conferencia de prensa a comentar como una vecina más lo que la televisión mostraba sobre los hechos de Constitución, sin mostrar una sola prueba que incrimine a los presos políticos del PO.

La lucha por las libertades democráticas en un país como el nuestro no se hacen con humoradas, advertencias disfrazadas de lapsus o chicanas de renegados.

La sociedad democrática debe exigir la libertad de los presos políticos del kirchnerismo y la investigación y el castigo a los culpables de las muertes de luchadores populares.

Tomado de Argenpress,info

A dónde vas Evo?

Hugo José Suárez

Desde que Evo Morales llegó a la presidencia he sido un militante defensor de su proyecto. He difundido sus políticas en foros y plazas, escrito artículos y libros, porque tengo claro que él representaba un ineludible ajuste con la historia. En la distancia donde me encuentro, le he dedicado horas a la lectura de periódicos y correos, me he enfrascado en discusiones eternas argumentando a su favor, y me ha hervido la sangre cuando escuchaba tanta tontería que se decía en su contra.


Pero pasadas las principales tormentas, las elecciones municipales del 2010 empezaron a preocuparme. No entendía cómo, en el caso de La Paz, el MAS lanzaba una artillería espantosa contra Juan del Granado y Luis Revilla, hombres honestos, de izquierda, solidarios y que en los momentos más duros del gobierno, no dudaron en apoyar al Presidente, poniendo en juego sus propios capitales políticos. Me parecía comprensible que se suba el tono de campaña, pero llegar a los extremos discursivos no consideraba lo más pertinente. Siempre tuve presente la idea de que el peor enemigo de la izquierda era su capacidad de autodestrucción y división, y eso veía emerger en aquellos debates.

Pero ahora las cosas están asumiendo un rumbo patético. En verdad me cuesta creer que el gobierno se esté empeñando en poner al banquillo de los acusados a Juan y Luis. No puedo concebir que utilicen todos los canales –legales, políticos o autoritarios- para eliminar a piezas clave de la construcción de la nación. Duele. Me invade un sentimiento similar a cuando veía la paulatina descomposición del MIR de Jaime Paz en los 80, que emborrachado por el poder perdió el norte y, poco a poco se fue convirtiendo en un espantoso espectro. Son otras razones, otras circunstancias y caminos, pero desde esta tribuna de observador que me toca en los dos procesos, veo como el tiempo y el poder son capaces de obnubilar los más nobles ideales. Siento una angustia parecida. También me viene a la mente cómo la derecha pretendió bloquear el inicio de la gestión de Juan del Granado en el 2000 buscando tres pies al gato con el caso de los mingitorios. Cuánto hubiera perdido La Paz y en general la izquierda boliviana si la mezquindad hubiera triunfado en ese momento.

Veo cómo el MAS va transitando de ser un partido de esperanza, pilar de un proyecto socialista, a un autoritarismo que apunta su artillería no hacia la derecha sino hacia el surgimiento de nuevas izquierdas que tendrían mucho que contribuir. En vez de apoyar, destroza. En vez de dialogar, acusa. En vez de encontrar puentes, subraya las diferencias. En vez de impulsar una sana diversidad progresista, se refugia en la homogeneidad destructiva.

Siempre he pensado que el enemigo principal del proyecto socialista, más que la oligarquía oriental, eran las propias lógicas perversas del MAS que podrían acabar con Evo. El principal enemigo de Evo es el MAS, y en cierto sentido, una parte del propio Evo.

Estás a tiempo, Evo. Albergo la esperanza de que todavía se pueda rectificar esa actitud de rey chiquito, mirar al país como un estadista y a la historia como un gigante, antes de convertirte en el corta-cabezas de lo que pudiera hacerte sombra. Escucha las voces de tu pasado, piensa en el futuro del país y del proyecto, mira adelante, más allá de ti mismo -¿qué hay después de la era de Evo?- y de los intereses puntuales de quienes te rodean; identifica con mayor claridad a los enemigos, a los adversarios y a los aliados. Suma, no restes. Construye, convoca, invita; no fiscalices y condenes erróneamente. Sólo así será posible creer que esto va a largo plazo, que no estamos asistiendo al inicio del fin, y que el sueño no empieza a convertirse en pesadilla.

Tomado de Argenpress.info

miércoles, 29 de diciembre de 2010

¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR


CAPITULO 22

ACERCA DEL PERONISMO

Estábamos en tiempos de plena euforia peronista. El Viejo había vuelto al país, traído en hombros de la resistencia de sus simpatizantes y después de una larga y penosa resistencia de dieciocho años. Que no había sido gratuita. Cárcel, tortura, muerte y una generación que se había ido forjando en esa lucha, Más sentimental que ideológica. Con un sector del movimiento con la clase obrera como columna vertebral, una juventud con ropaje cuasi marxista que, azuzada hábil y adecuadamente por el Viejo. como le decían a Perón, no vaciló en emprender la lucha armada para traerlo de vuelta, sin percatarse de que el fascista redomado que se escondía  tras el discurso populista y hasta con visos de marxismo se iba a sacar la careta ni bien accediera al gobierno que desembocaría tras su muerte, en la dictadura militar mas abyecta y criminal que se había sufrido hasta entonces en toda la historia de desencuentros y despropósitos que conforman la Historia Argentina, mostrándose  en su real dimensión y vocación fascista. A no creerse que el fascismo abierto en que todavía estamos inmersos lo inauguraron los milicos en el 76. Ellos solo actuaron a cara descubierta habida cuenta del poder que ostentaban quienes los respaldaron, usaron y ahora se rasgan las vestiduras y los condenan por crímenes que ellos como clase les ordenaron cometer para seguir aferrados al poder real. Entre ellos estuvo Perón mal que les pese a quienes hoy, por nostalgia, falta de conciencia o por ambas  siguen considerando al peronismo un movimiento “nacional y popular”. Una de las premisas fundamentales de ese admirador de Hitler y Mussolini y de sus prácticas e ideologías que el adaptó a la idiosincrasia argentina, era que el movimiento obrero era la columna vertebral del movimiento .
En una vuelta ya en camino firme la salida de los militares del gobierno que en ese momento detentaba Lanusse, fui por curiosidad y porque no tenía otra cosa que hacer, a la inauguración de una unidad básica del justicialismo en el barrio de Mataderos, barrio proletario si los hay.  Quería ver de cerca que era ese engendro del peronismo. Ya era un ”clase para si”,  y podía intentar hacer cierto tipo de análisis desde un punto de vista clasista. El orador principal era Otero. Ladero, y alcahuete,  del entonces poderoso Lorenzo Miguel, mandamás a perpetuidad de la Unión Obrera Metalúrgica. Este personaje, Otero,  fue en el posterior gobierno de Perón, Ministro de Trabajo.
Esa  noche en su discurso proselitista aludió al tema del axioma peronista acerca de la función reservada por el líder a la clase obrera. Y comentó que intrigado una vez le había preguntado al General porque la clase obrera era la columna vertebral del movimiento siendo que, la columna vertebral es la que soporta todo el peso del cuerpo y la que recibe las mayores tensiones para que un cuerpo se mantenga de pie. El General le contestó con la fórmula militar: claro, conciso y concreto. El movimiento obrero tiene que ser columna vertebral porque es tan boludo que no puede ser cabeza.
Habían pasado varios años ya desde que había sido dirigente sindical. Muy de base ciertamente, pero dirigente al fin. En esa época no lo tenía claro, pero sin saberlo, ni quererlo por supuesto, había integrado esa masa de boludos y con un grado chiquitito de dirigente como consecuencia de que otros compañeros más boludos habían considerado que tenía algunas condiciones para defenderlos de la clase dominante. No hizo falta mucho tiempo para darme cuenta de que en este sándwich yo era el jamón del medio. Atrapado en una interna peronista sin pertenecer a ningún bando y tomando conciencia inequívoca de que la función que para mi reservaba el sindicato era ser representante patronal frente a los trabajadores y no al revés como marcaba el manual, todo eso reforzado por una amenaza de muerte, cosas que en ese momento político no eran bromas del día de los inocentes, seguí el consejo de mi abuelita ; soldado que dispara sirve para otra guerra. Lo que me permitió seguir participando de otras luchas mucho más coherentes y productivas. Hasta hoy.


¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR

CAPITULO 21
APUNTES DE LA INFANCIA (3)

A partir de los tres o cuatro años, nos mudamos a la casa de Camino Carrasco 4459 esquina Pirán. Según muestra el Google Earth la casa está tal cual aquella época en su disposición. En ese tiempo era una calle angosta. Su ensanche tal cual es ahora lo vimos nacer años después. Enfrente era todo un
campo que iba desde Pirán hasta Estado de Israel,  y desde Cno.  Carrasco hasta Mallorca. (se puede visualizar todo con la aplicación Google Maps). Era lo que había quedado de una quinta que fué en sus tiempos. Era nuestro mundo. Allí se desarrollaban nuestros juegos y travesuras y sus límites eran pocas veces traspuestos en la vida diaria. Hoy se encuentra totalmente urbanizado por unos complejos habitacionales. ¿Casualidad? ¿Otra vez el Telar de la Historia? Hoy, en uno de esos edificios, vive Pablo, el primero de la familia que logró romper el muro del exilio al que lo obligué hace 41 años  junto con su propia familia. Una de mis “hilachas”, hoy fibra por derecho propio y natural, integra la tela de la historia que teje el caprichoso, ¿o no?, telar en ese mismo lugar.
Se amontonan atropellada y desordenadamente mil recuerdos que trataré de desenredar, aunque sea algunos, los que la emoción me deje al menos.
En ese terreno que era de nadie y por tanto de todos se habían construido cuatro canchas de fútbol. Justo enfrente de casa la del Rápido Aguacero Football Club. El cuadro del cual por cercanías, Aguacero era la otra cuadra de Pirán, éramos hinchas fervientes. Un poco más allá la del Irún. Otra de las calles del barrio. Separada por una pequeña laguna y en dirección a Mallorca la del Perez Galdós cuadro que llevaba el nombre de la calle homónima y era la paralela a Cno. Carrasco. Hacia el lado de Estado de Israel, la cancha del Puente, cuadro de la zona que llegó  a militar en la Divisional Extra de la AUF. Un poco más allá de Emilio Castelar, el enorme predio se resolvía en una tremenda cava. Terreno arcilloso que había sido excavado para usar la tierra como materia prima para hacer ladrillos. En la zona teníamos dos enormes fábricas, la Andrés Deus y la Carrasco. Ya no se extraía nada de allí pero había quedado una cava de unos dos metros de profundidad que llegaba hasta Mallorca y proponía un paisaje totalmente distinto. Teníamos expresamente prohibido llegar a tan inconmensurable distancia de casa, en parte porque era un terreno donde no transitaba gente y porque en la calle Mallorca se levantaba un Instituto, (Colonia), de menores que estaban allí recluidos por haber cometido algún delito. Como la seguridad en esa colonia era casi inexistente, se escapaban cuando querían lo cual ponía cierta cuota de peligro para el barrio. Se decía años después que uno de sus “visitantes” había sido el Mincho Martincorena que se hizo famoso en el mundo del hampa por haber integrado la banda de Vilariño, hampón de la “pesada” de Buenos Aires. Años después, ya “recibido” en la universidad del hampa porteña, anduvo haciendo destrozos en Montevideo al punto que por meses no se hablaba de otra cosa. La policía de Montevideo no estaba preparada para enfrentar ese tipo de delincuencia y le costó un enorme esfuerzo combatirlo. Para no hacerla larga, porque da para una historia separadamente, sus días terminaron en un rancho que ocupaba el canchero del club Salus allá por el Paso Molino donde se había refugiado. Allí lo acorraló la Metropolitana al mando del entonces Capitán Ballestrino y literalmente lo cortó en pedazos con ráfagas de ametralladora.
Rebobinando: el campo era nuestro lugar preferido para jugar a la pelota, remontar cometas llegada la primavera y toda clase de juegos que elucubrábamos en nuestra sana e inocente infancia.
Excepto los domingos. Ese día cobraba vida propia y otros eran los actores de otros juegos. Uno de eso juegos, el más importante por cierto era el fútbol. Había, por supuesto, cuatro partidos por el precio de uno. Y normalmente tres o cuatro batallas campales. Las barras bravas no son un invento moderno, sólo que ahora están más organizadas y con otras finalidades no tan inocentes. Hoy son un negocio colateral de lo que es el negocio mayor disfrazado como siempre para la gilada de “deporte de multitudes”. En esas épocas se cagaban a trompadas para salvaguardar el honor y la integridad de sus clubes, profesionales o no, como en este caso de los clubes de barrio, y cagarse a trompadas era a su vez un sano deporte que practicaban los hinchas y cuyas secuelas rara vez pasaba de algún ojo en compota o alguna pieza dental menos en los cultores de ese deporte. Que hasta tenía visos de solidaridad, porque cuando se armaba en una de las canchas, todas las hinchadas de los otros partidos con algunas excepciones, como ser algo jovatos, andar sin ganas ese día o de estar participando del otro deporte que se desarrollaba en una cancha auxiliar, corría como malón a participar de la piñata, cumplida la cual cada quien volvía a ver su partido y a su club. La cosa ya tenía connotaciones de ritual religioso heredado de vaya a saber que época ancestral de la historia y que permanecía en el subconsciente colectivo. La psicología de masas tiene esas cosas que hoy son planificadas cuidadosamente por expertos de uno y otro lado con excelentes resultados para la clase dominante que ha hecho toda una ciencia del control de masas. Pero en ese tiempo y lugar la cosa no pasaba de hacer algo distinto los domingos y quizás usarlo sin haberlo planificado como válvula de escape a tanta tensión  producida por la alienación propia del sistema. ¿Digo, no?. Bue, ¡que se yo!. Todavía éramos la Suiza de América y no nos complicábamos la existencia con esas insignificancias. Hasta resultaba para nosotros, muy botijas todavía como para integrarnos al malón, diversión adicional al puramente futbolístico. Cada club tenía su/sus manager/es que durante la semana se encargaban sin ningún ánimo de lucro de visitar a otro clubes a fin de concertar la fecha del domingo. A veces no se completaba la grilla por todos los clubes del barrio y para no suspender el ritual se programaban los “clásicos” del barrio. Aguacero vs, Perez Galdós; Irún vs. Aguacero o Irún vs, Perz Galdós. Y la cosa era entonces a cara de perro tal como era un Peñarol-Nacional. Dentro y fuera del perímetro del campo de juego. El juez del encuentro se designaba por consenso poco antes de empezar el partido. Siempre era un vecino voluntarioso. Había que tener unos huevos enormes para aceptar la responsabilidad. Cualquier fallo que una de las hinchadas considerara perjudicial para su club podría terminar en el acto con su carrera referil con unos cuantos golpes. Las “picas” entre las hinchadas no respetaban ni el hecho de que de lunes a sábados eran buenos vecinos. Era rarísimo que un clásico terminara sin incidentes. Esos eran clásicos sin ninguna emoción.  Y las hinchadas necesitaban esas emociones como el pan.
El otro “deporte” que ya he mencionado era el sevelé, traducción libre del inglés seven-eleven; juego de dados conocido así mundialmente. Se armaba la cancha al costado del campo de juego y un “banquero” organizaba convenientemente el juego, cobrando una comisión por supuesto. Y se armaba la rueda de apostadores que podían hacer apuestas entre ellos por fuera de la, digamos, oficial. En ocasiones, si el partido era demasiado aburrido, había más gente, entre apostadores y mirones, que la que miraba el otro juego. Era considerado ilegal y cada tanto caía la cana a hacer cumplir la ley. Como esta contingencia estaba dentro de lo previsto el “banquero” tenía su personal de seguridad que montaba guardia discretamente en los alrededores y pegaba el grito cuando los guardianes de la ley hacían notar su presencia. Como de costumbre, anécdotas puntuales hay como para escribir un libro y espero tener oportunidad de contar alguna de las más significativas que recuerdo.
Así trascurrían pues nuestros domingos de botijas. Al otro día volvíamos a la rutina. La  escuela, “el moño azul de la niñez” que detalla con tanta emoción y nostalgia Yabor en su candombe Memoria Azul, los deberes después de tomar la leche, los juegos y travesuras junto a los botijas de la barra hasta la caída del sol.  Después la cena, escuchar generalmente “El Triángulo Azul”, episodios radiales de historias terroríficas que a veces nos ponía los pelos de punta y no nos dejaba conciliar el sueño. De ese modo íbamos lentamente escribiendo nuestra historia, que aún no éramos concientes que formaba parte de la Historia Universal. Y que ahora añoramos y quisiéramos volver a vivir, por más que hemos aprendido con sangre, sudor y lágrimas que el dichoso telar no para jamás y lo peor de todo, no permite que se deshaga lo ya tejido.







¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR

CAPITULO 19

LA ESCUELA DE TRASMISIONES DEL EJERCITO

El río de la vida siguió fluyendo. Siempre lo hace. Y nos arrastra con su correntada.
Vinieron los tiempos de noviar y era en serio la cosa. Había que empezar a pensar en alguna actividad  con la cual parar una familia. Estado todavía en la reserva, charlando un día con uno de los camaradas de armas, me habló de la posibilidad de hacer un curso de radiotelegrafista. En ese tiempo en que las comunicaciones no estaban tan desarrolladas como hoy día, las comunicaciones entre naves y aeronaves todavía se hacía mediante la radio telegrafía y usando el código Morse. Se pagaba muy bien esa función ya que por reglamentación sólo extendían la patente de  radiotelegrafista profesional por el término de diez años, de modo que a los diez años te retiraban la licencia y ya no podías seguir trabajando. Obtenerla costaba mucho dinero. Tenías que hacer un curso en alguna escuela habilitada al efecto y estas cobraban muy bien sus servicios. O podías hacerlo a través de alguna escuela dependiente de las fuerzas armadas con lo cual hasta te ahorrabas el examen de algunas materias teóricas y sólo dabas examen de recepción y trasmisión. Había dos tipos de licencia: la amateur que te permitía operar estaciones particulares y la profesional que te habilitaba para operar estaciones en aeronaves o barcos. Para la primera la exigencia era poder trasmitir y recibir doce palabras por minuto. Para la profesional la exigencia se elevaba a veinticinco palabras. Así que por razones económicas me vi forzado a entrar como cadete en la Escuela de Trasmisiones del Ejército que funcionaba en las instalaciones del 5º de Ingenieros en el barrio de Peñarol, donde además funcionaba la emisora cabecera de toda la red militar del país. La única dificultad era que el curso demoraba dos años y había que soportar durante ese tiempo la vida militar, mucho más rigurosa que en la reserva ya que revistábamos como personal en actividad. Puse las cosas en la balanza y determiné que el casorio podía esperar ese tiempo ya que era 99% seguro que al terminar el curso tendría un buen trabajo como operador en alguna estación como radiotelegrafista ya que la demanda superaba a la oferta en esos años. Prácticamente ningún alumno quedaba prestando servicio en el ejército dado la abismal diferencia en plata entre un trabajo y otro. Y me embarqué pues en esa nueva aventura en el terreno militar, pero esta vez con otras perspectivas.
Al mes algunos ya recibíamos y trasmitíamos las doce palabras que se necesitaba para sacar la licencia amateur. De manera que no avizorábamos dificultades para llegar al final del curso dando la medida de la 25 palabras requeridas y aún más. Por mi experiencia anterior la vida militar, aunque mucho más dura y si se quiere aberrante, no me era tan pesada de sobrellevar. No voy a entrar en detalles, los hay y muchos, de cosas que pasaron en ese corto período. Sólo tres de los cadetes teníamos estudios secundarios, por ejemplo, y los demás apenas si superaban el leer y escribir. Eran casi todos provenientes de zonas rurales. En aquellos tiempos para los menos preparados había solo dos opciones de laburo. Una, meterse a milico en cualquiera de sus formas. Eso aseguraba cuando menos casa, comida, un esmirriado sueldo, seguro en tanto uno no se mandara una macana demasiado grave para que lo dieran de baja; y dos meterse a trabajador municipal. A la sombra y con recomendación de algún politicastro con lo que se aseguraba también un esmirriado sueldo pero que generalmente cobraba por no hacer nada durante un horario reducido lo cual le daba la oportunidad de tener otra actividad que sumada diera una entrada aceptable.
De modo que el nivel intelectual de los cadetes que mañana serían soldados especializados era deplorable. Una tarde, en una charla informal con nuestro comandante de compañía le planteamos que pasaría si solicitábamos licencia para seguir estudios universitarios fuera del horario de clases de la escuela y le comentamos el  por que de que el ejército no se preocupara por el nivel educativo de sus miembros. A la primera inquietud nos respondió que ya había antecedentes en el sentido de que a algunos cadetes y soldados se los había autorizado a efectuar estudios fuera de la órbita militar y aunque lo veía dudoso el apoyaría la petición elevándola al Comandante del Batallón siguiendo los carriles reglamentarios. En cuanto a lo segundo la respuesta fue terminante. No se preocupaba por el nivel de los soldados por la sencilla razón de que,(textualmente nos dijo). “milico que piensa no sirve  y esto va de General para abajo”. A confesión de parte…. Seguíamos con el aprendizaje acerca del pensamiento y el accionar de las fuerzas armadas.
Mi periplo por la fuerza esta vez fue mucho más corto: apenas dos meses. Entre las cosas que más me decidieron puedo señalar dos. En una oportunidad estuve en la enfermería  varios días y eso obraba como una sanción en cuanto a la licencia de fin de semana. Esta iba del sábado al mediodía hasta el domingo a las once de la noche.  Cada sanción disciplinaria recibida durante la semana acortaba la duración de la misma. El tiempo pasado en la enfermería internado obraba las mismas consecuencias, de modo que un fin de semana me vi privado de la licencia en su totalidad. Pero eso no me impedía recibir visitas, por lo que se vinieron ese domingo mi novia y mi Vieja. El término de la visita era de una hora y había una sala reservada a tal efecto donde se disfrutaba de alguna privacidad. Cuando no habían pasado ni veinte minutos, se nos apersonó uno de los cadetes que estaba de guardia ese día y nos dijo que, por orden del Jefe de Guardia la visita había terminado. Caliente, traté de sacarle al compañero la causa de la decisión, pero el sólo había recibido una orden y me la trasmitía. Recaliente por lo injusto de la situación hube de cumplir la orden. Esas son las reglas de juego y yo nada podía hacer. Al otro día le comenté la situación al comandante de mi compañía y éste me dijo que el Jefe de guardia se había excedido al retirarme la visita sin causa aparente de que se estuviera cometiendo una infracción. Orgánicamente lo que correspondía hacer era presentar la queja, por los canales correspondientes al Jefe de la Unidad. Pero eso me aseguraba un arresto “a rigor” que no era otra cosa que pasar treinta días en el calabozo de la guardia por protestar contra un superior, por más que una vez considerado el caso por el Jefe del Batallón encontrara culpable al Jefe de Guardia y lo sancionara como correspondía. La filosofía militar para los de menor rango era, sin dudar, el “tiene razón pero marche preso”. De modo que ganando, perdía. Continuaba el aprendizaje de la tortuosa manera de ser y pensar de los milicos.
Lo que me determinó a rajarme de ese ya medio podrido ambiente, donde ni siquiera tenía el derecho de tener razón fue lo que pasó unos días después. 
Estaba toda la compañía formada para el almuerzo y a esa hora salía el hijodeputa del Comandante a recorrer la unidad y dar el visto bueno a la muestra del almuerzo que ni por las tapas se asemejaba al que nos daban en el comedor en realidad. Ya habíamos elevado las correspondientes notas solicitando su permiso para continuar con estudios fuera del cuartel y estábamos a la espera, cuando a través de su asistente, (más bien habría que decir su alcahuete), y siguiendo la cadena de mandos, (esto parece sagrado para estos descerebrados de uniforme), nos ordenó presentarnos ante él.
Él estaba de espaldas a la formación y el protocolo exigía que fuéramos a paso ligero, nos pusiéramos de frente a cuatro pasos, saludáramos y esperáramos su venia  para avanzar dos pasos y en posición de firmes presentarnos dando rango, apellido y nombre. Como el desgraciado hijodeputa seguía caminando, calcular los cuatro pasos reglamentarios se nos hizo imposible. Además la medida de los cuatro pasos dependía de lo que el considerara. Era él quien tenía el poder de decisión para marcar si eran cuatro, tres o cinco los pasos. Después de hacer toda esa pantomima militar nos comunicó que se nos denegaba el permiso que habíamos solicitado. Así, sin más ni más. Era una contingencia que teníamos prevista, así que dimos los dos reglamentarios pasos atrás, saludamos, dimos media vuelta y volvimos a paso ligero a la formación. Pensé para mis adentros: calavera no chilla, pero junta bronca. Y nosotros dimos por concluido el episodio. Pero al hacer la formación de la tarde, recuerdo que estaba toda la compañía, uno de los cabos, un pan de dios el loco, nos saca a los tres de la formación y nos dice que por orden del comandante debíamos pasar todo el tiempo que durara la instrucción de esa tarde practicando como presentarnos ante un superior. Tal parece que el guanaco había considerado que no habíamos guardado la distancia de cuatro pasos según su escala de medidas. Y estuvimos toda esa tarde repitiendo una y otra vez el ejercicio frente a los compañeros de curso. No me banqué la humillación y solicité por nota la baja en forma inmediata. La cadena de mandos tiene sus tiempos y pasaban los días y no tenía novedad.
Llegamos así al 1º de Mayo, día de los trabajadores, fiesta de guardar en el Uruguay de entonces. Nos concedieron una licencia especial y salimos disparados sin siquiera almorzar, eufemismo que se usaba para el reparto de una basofia que terminaba generalmente engordando a los chanchos que criaban en el cuartel. Nunca supimos para que ni para quien, pero seguro que no estaban por considerarse alguna hipótesis de conflicto interior o exterior.
La licencia caducaba el 1º a las nueve de la noche y como no tenía como viajar avisé por teléfono a la guardia que no iba a poder llegar esa noche. La respuesta fue también como correspondía clara, concisa y concreta: tiene que presentarse a las 2100 como sea.
No les di pelota y me quedé a dormir en casa. Ya en franca rebeldía y sin medir las consecuencias. Aparecí al otro día a las 9 de la mañana y sin siquiera anunciarme en la guardia , (no había nadie por otra parte de modo que la seguridad de la Unidad en ese momento era cero), me mandé para las barracas de la compañía. Mis compañeros siguiendo el horario normal hacía rato que estaban en clase, así que me senté a acomodar mis pilchas tranquilamente. En eso estaba cuando llegó desesperado quien debiera haber estado custodiando la entrada y me comunicó que tenía contra mí una orden de arresto a rigor por estar incurso en el delito de deserción simple, toda vez que había sido sin violencia y que me había presentado voluntariamente en la Unidad. De modo que empecé a preparar mi equipo de calabozo para pasar los próximos treinta días en cana. Estaba en esa tarea cuando llegó un sargento de la Compañía de Cadetes con una orden que decía que se me había concedido la baja del servicio el 30 de abril pasado. O sea que, sin saberlo yo ni ellos, hacía dos días había vuelto a la vida civil lo que hacía nula la famosa orden de arresto y mi condición de desertor.
En el acto levantamos un acta donde constaba la devolución de todos  los elementos que el ejército me había provisto tras lo cual lié mis cacharpas, saludé al sargento, un tipo macanudo aparte de todo, y salí del cuartel para nunca más volver a ese cuartel ni a ningún otro.
Como dije antes aprendí mucho en muy corto tiempo. Parafraseando al querido Sabalero; ¡lindo haberlo vivido pa poderlo contar! Aprendí casi todo lo que hay que saber, y lo sinteticé adecuadamente, acerca de los milicos. Cosa que me ha servido bastante, no sólo en la militancia que vendría con los años sino en la vida misma.  Y eso es todo lo que tengo que decir sobre mi vida de militar.



¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR

CAPITULO 19
LA RESERVA (V) FINAL

 APENDICE

Alguna de las armas que aprendí a usar



PISTOLA COLT COMMANDER CALIBRE .45





FUSIL MAUSER






CARABINA M 1 CALIBRE 7,62








FUSIL GARAND M 1 CALIBRE 7,62







PISTOLA AMETRALLADORA THOMPSON CALIBRE .45












AMETRALLADORA BROWNING CALIBRE 30.06




LANZA COHETE 3.5 (BAZUCA)





COHETE 3.5 PARA BAZUCA


TANQUE M 24 MEDIANO

MORTERO 81 MM.
                

GRANADA DE MORTERO 81 MM


HACIENDO TIRO CON MORTERO 81 MM


¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR


INSIGNIA DE RESERVISTA



ESCUDO DEL ARMA DE INFANTERIA



ESCUADRA DE CABO






CAPITULO 18
LA RESERVA  V (FINAL)

En marzo iniciamos el curso para Sargento, ya elegida el arma en que cada quien participaría. En mi caso caballos y motos son vehículos que me causan profunda aversión. De modo que descarté la caballería a pesar de que dicen que la patria se hizo a caballo. Los artilleros tenían pinta de soretes y además vivían trabajando con sus mapas y tablas de tiro donde había que emplear mucha matemática para alinear los obuses Howitzer 105 y una vez alineados solo podían hacer ¡PUM! con la boca porque en nuestras tremendas Fuerzas Armadas no había munición suficiente y se reservaban para cuando entráramos en algún hipotético combate real contra no sé quien carajo. Muy aburrido para un hombre de acción. Descartada pues la Artillería. Los Ingenieros tenían que hacer construcciones, puentes, defensas, demoliciones, alambradas. Etc. Mucho laburo, pocos tiros. No era para mí gusto. Quedaba la Infantería. La reina de las batallas. La que con su presencia ocupaba territorio y daba sentido a la guerra. La que le veía la cara al enemigo y a tiro limpio combatía. Y me quedé en la infantería por supuesto. Completaba así mi jerarquía. Cabo de Reserva Arma Infantería.
Una de las leyes fundamentales en la milicia es la ley del gallinero.
Así que ni bien pudimos lucir la escuadra de Cabo verdugueábamos a veces a la nueva camada del Curso Común como para que fueran sabiendo lo de la cortesía militar. Al ser medio civiles no revestía entre nosotros la dimensión que tiene entre los cuadros activos. Era más bien en son de joda que nos hacíamos los importantes. Incluso entre los cabos de mi promoción, dentro del cuartel a veces, por pura joda,  hacía pesar mi condición de Cabo de la derecha y los “verdugueaba”. Cosa que desaparecía cuando salíamos del cuartel donde todo era de che y vos y salía a relucir la relación de amistad que habíamos adquirido durante el Curso Común. Esa costumbre la probé bien de cerca cuando pasé por unos meses al servicio activo. Pero eso forma parte de otra historia.
En el curso para sargento entramos a ver otras cosas aparte de lo puramente militar. Teníamos clase de geopolítica, por ejemplo. Allí se nos dijo que los norteamericanos ya tenían conocimiento de prácticamente todas las ubicaciones de reservas petrolíferas en el mundo y que las irían usando por las buenas o por las malas de acuerdo a sus necesidades. Cualquier parecido con la realidad actual no es pura coincidencia.
Nos enteramos también que en Uruguay existía una Ley de Servicio militar obligatorio desde el año 1944 promulgada al calor de la segunda guerra mundial que exigía que nos preparáramos para defender la libertad y la democracia si nuestros hermanos norteamericanos y sus aliados no dieran abasto en algún momento. No sé que suerte habrá corrido esa ley, pero fue la que usaron en el gran conflicto bancario en el cual participé estando en el gobierno Gestido para intentar quebrar al conflicto al menos en la banca oficial militarizando a sus empleados. Sucede que para entrar a trabajar en dependencias estatales tenías que justificar haber hecho el servicio militar de marras. El trámite era simplemente burocrático. Te presentabas en el cuartel más cercano, dabas tus datos personales y en 10 minutos te expedían el certificado de enrolamiento que te habilitaba para entrar como empleado estatal. Lo que la mayoría de la gente no tomaba conciencia era que , ante un conflicto gremial en la empresa estatal donde trabajara el Estado podría legalmente convocarlo al servicio como militar y ahí se acababa la joda pues si no se presentaba se lo consideraba desertor y se lo podía castigar con todo el rigor de la ley militar.
También supimos que numéricamente las FFAA uruguayas contaba en su totalidad con 7.000 efectivos mal pertrechados, mientras que nosotros, los reservistas, mitad civiles, éramos 21.000. Suponiendo una hipótesis de conflicto interno, si apenas la mitad de nosotros hubiera conseguido de alguna forma pertrechos para luchar contra el Estado, esa lucha nos hubiera sido totalmente favorable y no hubiera durado demasiado tiempo.
Esa era una de las razones por las cuales los sucesivos gobiernos habían rechazado la “cooperación” de las fuerzas armadas norteamericanas, que sobre todo después de la experiencia cubana habían ofrecido financiar completamente el servicio militar establecido por ley. Los políticos pueden ser corrupto, ladrones, hijos de puta, pero no son boludos. Un pueblo manejando armas con su correspondiente instrucción y un cachito aunque fuera de conciencia de clase,  es una potencial invitación al desastre.
Un día vino a darnos una charla un capitán que venía de hacer un curso antiguerilla que gracias a la “cooperación” entre los EEUU y los gobiernos “democráticos” de América latina estaban dando en Panamá. Eran cursos muy completos según él al punto que los ejercicios se hacían con munición real. Estuvo más de una hora contando anécdotas entusiasmadoras y al final nos comunicó que , finalizado el curso para sargentos los primeros 10 de acuerdo a las respectivas puntuaciones tenían la oportunidad de hacer ese curso. Semejante zanahoria delante de los burros, (nosotros), no era para despreciar.
Habrían pasado unos tres o cuatro meses de curso cuando se desató un brutal conflicto en UTE. El gobierno no sólo movilizó a los activos sino que, considerando un conflicto severo nos movilizó también a los reservistas.
Me enteré de forma fortuita, tan bien organizados estábamos en el ejército. Una tarde pasé casualmente por la puerta del cuartel, allá en Dante y Pablo de María y veo de guardia en la puerta a un compañero sargento primero que en ese momento hacía el curso para Alférez. Lo saludé y le dije ¿Qué hacés aquí picando guardia un día de semana y a media tarde?. Solo obtuve por respuesta, pasá que estamos movilizados. O sea que pasábamos al servicio activo. Al menos mientras durara la movilización dispuesta por el gobierno.
Cumpliendo la orden entré y me atendió el Jefe de Guardia un Tte. de Reserva. Se fijó en una lista y me dijo: tiene guardia esta noche. Como lo demanda el lenguaje militar, corto, conciso y concreto. De todos modos le pregunté cual era el motivo y me contó que era debido al conflicto en UTE y que debía cumplir la guardia en la Central Batlle, central térmica que proveía energía a Montevideo. Y me puso en un dilema. Cumplir la orden significaba apuntar mi fusil contra un trabajador ,cosa que mi identidad de clase no me permitía. No cumplir la orden significaba desobediencia, algo severamente castigado en la milicia, y a la mierda con mi carrera militar. De seguir, esos antecedentes me seguirían de por vida.  Ninguna de las opciones me gustaban. Traté entonces de zafar por el medio. Tenía una carie en una muela que aparte de dolerme me tenía media cara inflamada. Se lo hice notar al Teniente. Lo único que conseguí fue la misma respuesta: tiene guardia esta noche. El médico dirá si está en condiciones de prestar servicio. Saludé, pegué media vuelta, saludé al compañero que estaba de centinela, y con todo el peso en el alma y la decisión ya tomada no volví nunca más al Centro de Instrucción para Oficiales de Reserva. Mi incipiente carrera militar se había ido por el caño, esta vez para siempre. “Cada  cual tire ande tire, con la concencia por centro” dice don Atahualpa Yupanqui. Y como era buen tirador eso hice. Pesó más mi conciencia que todos mis sueños e ilusiones. No me arrepiento por ello.
Técnicamente me había convertido en desertor, delito pesado si los hay en el ejército. 
Por suerte formaba parte de un ejército pedorro todavía. Creo que ni se dieron por enterado que un Cabo de Reserva había desertado. Lo supe tiempo después cuando entré por un brevísimo tiempo al servicio activo, pues no apareció en mi legajo ni tampoco cuando después, ya en el exilio llegaron varias cartas a la casa de los viejos,  ahora si, comunicándome la movilización a la que había sido convocado a raíz del conflicto bancario que se desató allá por el 69 o el 70. Al que por supuesto tampoco le di pelota.
Y eso fue todo en lo que concierne a mi carrera militar.