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lunes, 27 de diciembre de 2010

¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR

FUSIL MAUSER

CAPITULO 15

LA RESERVA (II)

Al principio las clases teóricas nos iban ubicando en el mundo militar. Clases de armamento y sus características técnicas, reglamentación vigente, educación física orientada al combate cuerpo a cuerpo y esas cosas. Los primeros meses de clases prácticas era largas sesiones de “orden cerrado”. Aprendíamos a marchar, a obedecer órdenes y a uniformar todos nuestros movimientos. Debíamos movernos como un solo hombre y responder sin pensar  a las voces de mando.  Empezaban a instruirnos en las dos cosas elementales para un milico. NO PENSAR Y OBEDECER Y TENER ESPIRITU DE CUERPO. CUANDO MARCHABAMOS O EJECUTABAMOS EJERCICIOS EN EL LUGAR SIN MOVERNOS EL INDIVIDUO DESAPARECIA. EL CONJUNTO FUNCIONABA COMO  UNA PERSONA. Si alguno no daba la medida era separado del grupo y en un aparte, pero siempre a la vista de sus compañeros, lo “bailaban” ( para usar la jerga militar), hasta que por vergüenza, (era una forma de humillarlo), aprendía. O se iba. Cuando más o menos habían logrado un nivel de automatización aceptable, nos proveyeron recién de un fusil Mauser 1918, con su bayoneta correspondiente y el correaje. El uniforme era una mezcla de varios modelos de ejército. La pilcha era una mezcla de uniforme americano e inglés. Todo usado, rezago de otras promociones o de lo que sobraba en los cuarteles de soldados en actividad. El correaje, ( con sus lugares para llevar la munición y el tahali, que así se llama la vaina para la bayoneta), modelo francés y el fusil alemán. Era un típico ejército de país subdesarrollado. Armado con retazos. Al decir de Olmedo….éramos tan pobres…Pero nosotros chochos. Al fin íbamos tomando aspectos de soldados.
Un día nos comunicaron que íbamos a  hacer nuestra primera salida al exterior a hacer prácticas de tiro. Al fin se cumplia mi sueño de botija frustrado por los Reyes Magos que de esto parecían no saber mucho,  del fusil y los 500 tiros. Era un sábado a la tarde cuando nos cargaron en sendos trasportes militares y con uniforme completo, Mauser y munición suficiente partimos rumbo a Shangri La. En ese tiempo era totalmente descampado tanto el parque como la playa y armaron el campo de tiro contra el mar. Y empezamos a los cuetazos en grupos de cinco creo. El Mauser, fusil de extraordinaria precisión carga un peine, ( descartable) , de 5 balas calibre 7 mm. Al no ser un arma automática absorbe todos los gases de la explosión de la pólvora y eso provoca un retroceso, (patada), importante. Si uno no lo tiene convenientemente afirmado puede hasta dislocarle el hombro. Uno de los muchachos tuvo la poco feliz idea de, en vez de apoyarlo en el hombro puso la culata debajo de la axila. Cuando hizo el primer disparo el fusil se le deslizó completamente y el quedó agarrándolo del cañón, que encima estaba caliente. Para hacer tiro hay tres posiciones: cuerpo a tierra, sentado y de rodillas. Ese día por ser el debut utilizamos la posición cuerpo a tierra. Mentiría si no digo la tremenda alegría y emoción que me produjo el bautismo de fuego. Fui uno de los mejores promedios de tiro. Tampoco puedo explicarlo racionalmente. De modo que dejo esa tarea a los psicólogos. De todos modos me importan un carajo sus conclusiones académicas. Los parámetros que uso para juzgar la mayoría de las cosas que me involucran son sencillitos y de alpargatas: me gustan o no me gustan. Esa experiencia me gustó y para mí no hay más nada que pensar. Todavía me gusta. Cuando ahora, (estoy escribiendo estas líneas en cercanías de la navidad), siento el olor a la pólvora de los cuetes, mi mente viaja hacia Shangri La ese sábado cuando sentí por primera vez el ruido y el olor de un disparo de fusil.
Vinieron después otras armas. Todas rezago del ejército norteamericano de la segunda guerra. Vendidas a buen precio supongo a nuestros políticos y militares corruptos. Cuando veo en las películas del tema como las manejan los soldaditos de Hollywood me cago de risa. Por ejemplo, el fusil M 1 carga un peine de 8 tiros. Al ser semiautomático todo lo que tiene que hacer el soldado es apretar la cola del disparador,(nombre militar del gatillo), pero al tener una cadencia de tiro alta los 8 disparos se agotan muy rápidamente. Con lo cual hay que volver a cargar. La pistola ametralladora Thompson, en su versión militar tiene un cargador con 30 tiros. Con una cadencia de disparo de 500 tiros por segundo, con solo acariciar el gatillo se queda uno sin munición. Y los soldados de película tiran toda la película sin recargar ni una vez las armas. Con razón ganaron la guerra. Eso también forma parte de la manipulación de masas.  Pero lo más risible es la ya clásica extracción del seguro de la granada de mano (MK2 Y MK2 A1). Les puedo asegurar que quien se quiera hacer el héroe de película y sacar la anilla de acero que libera  el percutor, la granada la tirará con el seguro puesto y la mitad de los dientes. He visto sólo dos películas que se han tomado en serio el funcionamiento de las armas. Una, casi desconocida. ·”Palermo playa de invasión”; y la otra, realmente magnífica “Buscando al soldado Ryan”.  De esa época me quedó un millón de anécdotas que llenaría al menos un volumen. Fueron seis meses vividos en otro mundo. Era el período llamado CURSO COMUN, donde aprendíamos lo básico de la vida militar. A pesar de que técnicamente teníamos lo que se llama estado militar éramos también civiles en una rara mezcla que dos por tres nos desubicaba. Terminado el curso llegó la tan ansiada maniobra que a la vez de servir de mesa de examen para todos los conocimientos adquiridos se haría en conjunto con toda la dotación de la institución. Las armas de Artillería, Caballería, Ingenieros e Infantería compuestas de sub oficiales y oficiales que a su vez rendían examen de los conocimientos de sus respectivos cursos. La importancia de esas maniobras, en lo militar era que, de aprobar los respectivos cursos se ascendía al grado inmediato superior, que era el afán de todos, o al menos de la mayoría. Eran 20 días a campo abierto en las instalaciones del 14 de Ingenieros en Laguna del Sauce. Hacia allí partimos una mañana temprano. Pero eso es digno de ser tratado aparte.







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