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lunes, 27 de diciembre de 2010

¿POR QUE? - MEMORIAS DE UN PERDEDOR


CAPITULO 16
LA RESERVA (III)
Decidí detenerme un poco en esta parte de mi existencia pues de ella ha surgido mucho de mi formación posterior. No solo en lo militar sino en lo ideológico y en parte de mi carácter y forma de ver las cosas.
Para empezar, era la primera vez en la vida que iba a estar fuera de casa despegado de la familia valiéndome por mi mismo y tomando mis propias decisiones sin ser influenciado ni presionado por el entorno familiar. Era el principio de mi independencia a pesar de que tenía 20 años. Para mí revestía importancia suma. Hasta ahí había vivido tratando de conformar a tirios y troyanos anulándome la más de las veces y dejando de ser yo mismo. Conservo esa forma de ser hasta hoy. Pero con una gran diferencia. Yo decido cuando ser yo mismo aunque se desmorone el mundo alrededor mío.
Llevábamos seis meses de instrucción que era una especie de ensayo general para la obra que íbamos a representar: convertirnos en el terreno en algo que al menos se pareciera a un soldado.
Decidimos con otro muchacho del barrio, (el hacía el curso para sargento primero), pernoctar en el cuartel para evitarnos sorpresas. La convocatoria era para muy temprano en la mañana y los ómnibus no nos aseguraban poder llegar a horario. Llegamos como a las nueve de la noche y todo era actividad previa a la partida de todo el contingente del instituto. Nos dieron pilchas nuevas, (siempre con el sistema militar: a medida…. que ibas pasando en la fila), y empezamos a intercambiar prendas hasta que encontramos las que se aproximaban a nuestra talla. Lo demás lo solucionábamos con hilo y aguja que componía nuestro equipamiento personal. A su debido tiempo nos dieron un lugar para dormir. A nosotros nos tocó la biblioteca. Menos mal que tenía una gran mesa. Apolillamos debajo de la mesa pues el revoque del techo se caía a pedazos y podía poner en riesgo la misma ida a maniobras. A la madrugada sonó el clarín y todos saltamos para formarnos. Ahora parecíamos soldados. Pilchas nuevas, correaje americano, y nos habían cambiado el viejo y querido Mauser por un Garand M 1 norteamericano. El doble casco, (uno de fibra y otro de acero superpuesto), reglamentario y la mochila de combate con su pala y media carpa incluídas. Parecía que íbamos a desembarcar en vaya a saber que playa defendiendo la libertad y la democracia en el mundo.
Y llegó el gran momento: subir a los trasportes y la salida de la caravana con el personal de la guardia formado y saludando. Para los novatos eran todas emociones nuevas que disfrutábamos mucho. Volveríamos veinte días después ya veteranos y dispuestos a inaugurar nuestra primer jerarquía: Cabo de Reserva. 
Continuará.


FUSIL GARAND M 1

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